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jueves, 15 de enero de 2015

Excitación en el parque.

Hacía una tarde estupenda y estaba en el parque con una amiga y mi novio. La hora de cenar estaba cerca y mi amiga se fue a casa. Una vez solos mi novio no para de mirarme y de humedecerse los labios de forma muy sugerente.

Como se nos hacía tarde decidimos levantarnos para marcharnos pero cuando pasábamos junto a un escenario que está situado allí y que tiene unos muros de piedra muy altos me sujetó por la muñeca me apretó contra los ladrillos y me empezó a besar salvajemente.

Dirigió sus manos a mis tetas y las apretaba con fuerza, apretaba los pezones a través del sujetador…. Y como consecuencia comencé a excitarme.

La situación me daba un poco de vergüenza ya que estábamos en un lugar público y cualquiera que pasara nos podía ver pero me daba igual, la excitación me nublaba la mente y no era capaz de pensar con claridad. El roce de su miembro, duro y caliente, sobre mi entrepierna me volvía loca. Le metí la mano por los pantalones y evitando su ropa interior llegue a mi destino. Lo rodee con mi mano y empecé a moverla primero despacio y luego cada vez con mayor rapidez. De su boca escapaban de vez en cuando pequeños gemidos de placer.

Por su parte él sacó mis tetas de la camiseta y comenzó a lamer mis pezones y a pellizcarlos, a estirar suavemente de ellos sin dejar de atraparlos entre sus dientes… Mi temperatura aumentaba y la humedad de mi sexo se iba haciendo cada vez más grande. Cuando él dirigió su mano hacia allí ya había traspasado los pantalones.

Ya nos era imposible parar. Estábamos demasiado calientes. Era tarde y ya no había nadie en el parque por lo que decidimos dar rienda suelta a nuestra pasión allí mismo. Él se tumbo en el suelo dejando al descubierto su miembro erecto y sediento de sexo. Yo me tumbe encima despojándome de mi ropa interior y de mis pantalones. Me senté encima de el y dejé que su miembro se introdujera en el mío lentamente, para sentirlo mejor.

Me muevo cada vez con más intensidad y la humedad de mi sexo empapa tus piernas mientras tu sigues recostado pellizcándome los pezones. No puedo para de gemir.
A lo lejos, sentado en un banco un chico se está masturbando mientras nos mira, pero me da igual, me pone ver como está disfrutando a nuestra costa. Mi novio también lo ha visto y parece que le excita que nos miren.

Umm… puede que le invite a venir…

Por alguna razón mi novio al ver mi expresión sabía en lo que estaba pensando y asintió con la cabeza. Gire la cabeza hacia el chico del banco y éste no apartó la mirada de mi. Cuando vio el geste que le hice indicando que viniera su expresión paso de excitación a asombro, pero no se lo pensó mucho y se dirigió hacia aquí.
Yo seguía en la misma postura así que le ofrecí mi boca. Él gustoso metió su miembro entre mis labios y me tocó la garganta con su glande.

El desconocido estaba excitadísimo, me follaba la boca de una manera salvaje lo que hacía que de mis ojos se escapara alguna lágrima debido a los puntados que recibía mi garganta. Por otra parte las penetraciones de mi novio eran cada vez más profundas. Necesitaba sacarme su miembro de la boca para gemir.

- Está a punto de correrse. ¿Quieres probar su sabor? – le dijo mi novio al desconocido.

El chico accedió de buen grado. Salió de entre mis piernas e izo que me tumbara en la hierba. El desconocido puso su cabeza entre mis piernas y hundió su lengua en mi interior. Mientras me lamía entera me masturbaba con dos de sus dedos. Comencé a gritar como una descosida. Por otra parte mi novio estaba a mi lado masturbándose con la imagen que le ofrecíamos.

El desconocido me agarraba de la cadera y me acercaba más a el para que la penetración de su lengua fuera más profunda y más placentera. Notaba en mi interior como su lengua recorría cada centímetro de mi sexo sin descanso.


Al final de mí salio una corrida brutal. Mi orgasmo llenó su boca y resbalaba por su cuello hasta llegar a su pecho. Mi novio al verlo descargó el suyo sobre mi boca y mi pecho. Después de aquél día no he vuelto a ver a ese chico.

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