Mi regalo para ti es una cuerda. Una cuerda forrada de rojo que haga juego con tu piel blanca cómo el papel inmaculado.
En la que sea capaz de dejar huella, en la que las marcas se hagan visibles y te decoren hermosamente como lo haría la más delicada de las flores en un jardín vacío.
Poder apretarla a mi antojo a lo largo de tu cuerpo hasta que sientas que es imposible escapar de mi deseo de poseerte. Dejarte inmovilizada, tan privada de movimiento que tu mente sea libre, para que tu deseo se desborde de tu interior sin trabas ni vergüenza.
La cuerda, engalanando tu nívea piel es tu mejor vestido, tu complemento perfecto. Es deseo, poder, anhelo y sumisión.
Es libertad.
Es saberte mia y a mi merced. Que tu cuerpo y alma son enteramente míos. Y yo te haré disfrutar de una manera que ni siquiera soñaste alcanzar jamás.
Y luego, una vez que el juego se haya terminado, podré admirar las marcas de mi pasión en tu piel y,entonces, será perfecto.
Todo esto te daré, amor, si me dejas.
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