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lunes, 11 de marzo de 2019

Un día en la biblioteca.

A pesar del día y la hora que es hay mucha gente en la biblioteca. Por sueste una de las mesas está casi vacía a excepción de un par de personas. Decidida, avanzo hacia allí y me siento en frente de uno de los chicos que ya estaba en la mesa. Está tan ensimismado en el libro que tiene entre las manos que a penas se percatada de mi presencia. Yo saco de mi mochila mis libros y apuntes para ponerme a estudiar.


Los minutos pasan y, al cabo de un rato, me doy cuenta de que soy incapaz de concentrarme en lo que estoy haciendo. Él parece que ni se a percatado de mi presencia y yo, sin embargo, soy demasiado consciente de él. De su mirada fija en el libro, de cada movimiento de sus manos al pasar las páginas, de cómo sonríe levemente cada vez que lee algo que le hace gracia,el aroma que desprende.


Cómo no se me ocurre nada mejor para que se fije en mí le pregunto si me puede decir la hora. Él, por primera vez en todo el rato, aparta los ojos de su libro para mirarme. Por un momento se queda así, quieto, con su mirada fija en la mía hasta que reacciona y me contesta. Después de darle las gracias vuelvo a lo mío pero parece que yo también le he llamado la atención.


Ahora me lanza miradas fugaces de vez en cuando por encima del libro. Yo sonrío para mi y, jugando un poco, me inclino levemente hacia delante para que el cuello ya de por sí ancho de mi camiseta se abra más y así dejar que mi escote sea algo más pronunciado. Le miro de reojo y le veo tragar saliva. Sigo así un poco más y cuando noto que ya está totalmente distraído de su lectura levanto la mirada de mis apuntes y con la primera excusa que me viene a la cabeza le pregunto si puedo sentarme a su lado. Él accede asintiendo con la cabeza y yo muevo todas mis cosas para cambiarme de asiento. Una vez a su lado vuelvo a mis estudios aunque el calor que desprende su cuerpo no me permite centrarme así que sin dejar de aparentar que hago algo, pongo mi mano en mi regazo y muy lentamente la muevo hasta colocarla en su rodilla. Él me mira un poco sobresaltado pero no me aparta así que poco a poco voy subiendo la mano por su muslo hasta llegar casi a su entrepierna donde me detengo. Le miro de soslayo y veo como oculta la cara en el libro, haciendo como que lee y con la respiración acelerada. Sonrío y sigo subiendo mi mano hasta llegar a su sexo duro y bien marcado en los pantalones. Le acaricio despacio, de arriba a abajo, haciendo presión con mi mano. Le oigo soltar un pequeño gemido apenas audible ya que tiene una de sus manos contra la boca simulando que está apoyado.


- ¿Quieres que hagamos esto todavía más divertido? - le pregunto en voz baja.

Él me mira fijamente sin contestar. Yo me muerdo el labio inferior y finalmente acaba asintiendo con la cabeza. Entonces cojo uno de los bolígrafos que tengo delante de mí y lo dejo caer al suelo fingiendo que se me a caído. Me levantado de la silla y me agacho para meterme debajo de la mesa. Me coloco entre sus piernas y las acaricio con mis manos hasta juntarlas en el cierre de su pantalón y abrirlo, liberando así sus sexo duro y totalmente listo. Lo agarro entre mis manos y las muevo deprisa. Sin poder esperar más, acerco mi cabeza hacia él y saco mi lengua acariciando con ella su miembro. Él se sobresalta pero mantiene la compostura para que nadie lo note. Continúo lamiéndole hasta mojarle por completo. Una vez así la toma entera en mi boca y la empujo poco a poco hasta mi garganta, donde la puedo notar hacer presión y rozar mi campanilla. Muevo la cabeza cada vez más rápido intentando hacer el menor ruido posible. La excitación que me produce el hecho de que puedan pillarme así y el no saber que cara estarás poniendo me excita de tal manera que no puedo resistir el impulso de colar un par de dos entre mi ropa y masturbarme a la vez que te tengo en mi boca. Mi ropa interior se moja cada vez que mis dedos entrar y salen de mí completamente empapados. Ahogo mis gemidos contra tu sexo, haciendo a mi garganta vibrar mientras tu glande golpea una y otra vez fuertemente contra ella. Apenas puedo tragar y la saliva se escurre de mi boca formando un pequeño charco en el suelo. Me encentro al borde del orgasmo cuando tú deslizas una de tus manos por debajo de la mesa y me agarras del pelo haciendo que me trague todo tu sexo y no pueda apartarme. Aguantándome así dejas fluir tu orgasmo directamente por mi garganta. Mi cuerpo reacciona haciendo que yo también termine mientras mis piernas tiemblan sin fuerza para sostenerme.


Me limpio la boca con el dorso de la mano, recupero el bolígrafo que había tirado y vuelvo a sentarme en la silla como si nada hubiera pasado. A pesar de haber llegado ambos al orgasmo puedo ver que no estamos satisfechos.


Cierras el libro y me miras fijamente.


- Acompáñame.

Se levanta de la mesa y lo sigo sin decir una palabra. Me conduce a través de las estanterías hasta llegar a un rincón escondido entre dos de ellas.


Me agarra de los brazos y me empuja para que apoye la espalda contra una de las estanterías. Agarra mis pechos y los saca por el escote de la camiseta para jugar con mis pezones. Desabrocha mis pantalones y cuela su mano entre mis piernas para comenzar a masturbarme. Con la otra mano cubre mi boca para que no haga ruido con mis gemidos. Cuando estoy al borde del orgasmo quita su mano y me quita los pantalones.


Los nervios se apoderan de mi, ¿y si viene alguien y nos ve? Aunque no me da mucho tiempo a pensar en ello ya que él saca su miembro de los pantalones y levantándome una pierna hasta la altura de sus caderas me penetra mientras muerde mi hombro. Yo me muerdo el labio para evitar un gemido y me agarro a una de las baldas para no caerme. Mueve su cadera a un ritmo que hace que me vuelva loca. Atraviesa mi cuerpo con una fuerza que no me deja pensar en nada, solo soy capaz de concentrarme en el placer que siento y en como mi orgasmo esta a punto de llegar. Cuando noto que el va a terminar le paso los brazos por los hombros y le muerdo el cuello con fuerza.


Ambos llegamos al orgasmo a la vez, entre gemidos ahogados y estremecimientos. Con rapidez me pongo los pantalones y ambos recomponemos nuestras ropas. Volvemos a la mesa para recoger nuestras cosas y marcharnos. Por hoy ya hemos estado lo suficiente en la biblioteca.


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